Caminos Rotos: La Necesidad Urgente de Renovar Maracaibo
Un llamado urgente desde las calles de Maracaibo
Maracaibo ha enfrentado un notable deterioro en su infraestructura en los últimos años. El 21 de noviembre de 2021, se eligieron 3.082 cargos ejecutivos y legislativos, incluidos alcaldes y gobernadores. Tras esa fecha, comenzó un periodo crucial de 100 días, donde los ciudadanos esperaban ver respuestas a las promesas de campaña. Durante ese tiempo, se respiraba una sensación de cambio, esperanza y tranquilidad. Pero, ¿cuánto nos duró esa alegría?
El ciclo que se repite
Ya han pasado cuatro años desde aquellas elecciones y Maracaibo vuelve a caer en lo que muchos llaman «el círculo de la rata»: dando vueltas en el mismo lugar. Aunque algunas mejoras han sido evidentes, el verdadero reto está en lograr que esas soluciones sean permanentes y sostenibles. No basta con avances momentáneos; necesitamos resultados que perduren en el tiempo y transformen verdaderamente nuestra ciudad.
La visión política necesita equilibrio
En mi artículo anterior, hablabamos de la importancia de la gerencia política como una alianza clave. Hoy, quiero conectar esa idea con una nueva reflexión: la urgencia de una visión equilibrada, menos centrada en el ego y alejada de los extremos políticos. Seguimos atrapados en discusiones estériles mientras la ciudad se deteriora. Maracaibo está sucia y sus calles se han convertido en verdaderos campos minados para el tránsito.
Una experiencia personal que refleja una realidad común
Hace poco transcurría por la Av. Sabaneta rumbo al aeropuerto. A pesar de mis intentos por esquivar la oscuridad y los daños viales, caí en un cráter que no solo dañó mi vehículo, sino que pudo haber ocasionado un accidente grave. Las calles están llenas de baches, sin señalización adecuada y con sistemas de drenaje ineficientes. Esto no solo afecta el tránsito vehicular y peatonal, sino que se vuelve una amenaza diaria para quienes usamos estas vías.
Consecuencias visibles e invisibles
El aumento de los baches obliga a los conductores a maniobrar constantemente, elevando el riesgo de accidentes. Las veredas deterioradas y la falta de rampas para personas con discapacidad dificultan la movilidad. Si usas transporte público, sabes cuántas maniobras realiza un chofer para evitar estos huecos. Muchos de estos vehículos deberían estar fuera de circulación por seguridad ciudadana.
Reflexión y llamado a la acción
Más allá de prometer obras o cortar cintas inaugurales, necesitamos unir fuerzas para sacar adelante nuestra ciudad. Los marabinos merecemos una ciudad modelo, con un sistema de transporte digno que nos haga sentir orgullo al usarlo. No es cuestión de partidos o líderes: es cuestión de sanar heridas, reenfocar objetivos y asumir una responsabilidad colectiva.
El deterioro como espejo de una necesidad profunda
Cada calle destruida refleja una falta de atención a las verdaderas necesidades de la población. Este abandono nos hace sentir ignorados. La solución está en mayor inversión, escucha activa por parte de las autoridades y un plan de infraestructura que responda a la realidad marabina.
Una visión inspirada en el cambio
Gracias a Dios, he tenido la oportunidad de estudiar y recorrer otros países, analizando cómo funciona su infraestructura y transporte. Esto me ha permitido comprender que Maracaibo también tiene potencial para transformarse. Un plan integral de renovación urbana puede embellecer nuestra ciudad y mejorar la calidad de vida de todos. Pero para ello, la gerencia política debe ir de la mano con una ciudadanía comprometida.
La esperanza como motor del cambio
El deterioro actual es también una oportunidad. Como politóloga, mujer y marabina, me duele profundamente ver lo que vivimos día a día. Pero también tengo fe. Fe en que si nos unimos, si alzamos la voz, si trabajamos desde el amor a nuestra tierra, podemos lograr un cambio real. Imagino una ciudad accesible, limpia, ordenada, con un sistema de transporte eficiente y moderno.
Un mensaje final para los marabinos
Hoy hago un llamado: no perdamos la fe. Dios nos ha dado las herramientas. Solo hace falta corazón, voluntad y acción. Que cada bache que sorteamos sea el impulso para no rendirnos. Que cada esfuerzo sea una bendición para nuestra comunidad y, al final, podamos decir que juntos hicimos la diferencia.
Quiero ser su voz. Pero más allá de eso, los invito a involucrarse, porque el verdadero cambio comienza en nosotros.
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