Quién soy

Nací en Maracaibo el 22 de abril de 1986, en el corazón del Zulia, una tierra llena de historia, cultura y gente trabajadora. Me crié en el sector Ayacucho de la parroquia Raúl Leoni, en un hogar donde aprendí el valor del esfuerzo y la dedicación. Soy hija de Jesús López, conocido cariñosamente como «Tito», y María Rebeca Baptista, quienes, con su trabajo en el comercio, me enseñaron que la perseverancia y la honestidad son los pilares fundamentales para salir adelante. Desde pequeña, entendí que el trabajo es la base del progreso y que el compromiso con nuestra comunidad es esencial para construir un mejor futuro.

Mi formación académica la desarrollé en instituciones de mi ciudad natal. Estudié en el Colegio Rafael Urdaneta El Brillante y el Liceo Don Simón Rodríguez, hasta llegar a la Universidad Rafael Urdaneta, donde me gradué como Licenciada en Ciencias Políticas y Administrativas. Mi deseo de aportar soluciones reales a nuestra sociedad me llevó a especializarme en áreas como la gestión pública y a obtener un máster en Comunicación Política en el Centro de Postgrado Europeo en Madrid. Estas experiencias me permitieron comprender la importancia de una política bien gestionada, con transparencia y responsabilidad, enfocada en el bienestar de la gente y en la construcción de un futuro más prometedor.

Soy la mayor de tres hermanos, y desde muy joven comprendí la importancia del trabajo y la independencia económica. A los 16 años, comencé a involucrarme en el comercio, trabajando junto a mis padres y adquiriendo conocimientos que más adelante me servirían para desarrollar mis propios proyectos. En 2004, decidí emprender y, mientras continuaba mis estudios y participaba en la lucha estudiantil, fundé mi primera empresa en el sector automotriz. Este camino no fue fácil, pero me permitió aprender sobre liderazgo, gestión empresarial y el impacto positivo que un emprendimiento puede generar en la sociedad.

En 2012, asumí uno de los retos más importantes de mi vida al fundar Maximundo Internacional C.A., una empresa dedicada al mantenimiento y suministro de repuestos automotrices, aeronáuticos y navales. A través de esta iniciativa, pude ver de primera mano que, aun en medio de la crisis económica que afecta a Venezuela, es posible generar empleo, contribuir al desarrollo del país y ofrecer oportunidades a nuestra gente. Además, he representado empresas internacionales en Venezuela, fortaleciendo la economía local y permitiendo que más familias zulianas puedan acceder a mejores condiciones de vida.

Mi compromiso con Venezuela va más allá del ámbito empresarial. Desde joven, he estado involucrada en la lucha por los derechos de nuestra gente. En 2007, formé parte del Parlamento Nacional de Jóvenes Estudiantes y, ese mismo año, fundé el Movimiento Venezuela Joven, una plataforma que buscaba canalizar las protestas estudiantiles frente a los retos que enfrentamos: la migración masiva, la pobreza, la inseguridad y la falta de oportunidades. Creo firmemente que la juventud tiene el poder de transformar la realidad de nuestro país y que es nuestro deber guiarlos hacia un futuro con esperanza y posibilidades reales.

El trabajo social ha sido una parte fundamental de mi vida. A lo largo de los años, he dedicado esfuerzos a apoyar a sectores vulnerables, en especial a nuestros abuelos y a los niños con cáncer. Con esta misión en mente, fundé la Organización Mariposa Azul Venezuela, un espacio dedicado a brindar ayuda y esperanza a quienes más lo necesitan. Cada sonrisa de un niño y cada agradecimiento de un abuelo me han reafirmado que el verdadero propósito de la vida es servir a los demás y hacer del mundo un lugar mejor para todos.

Mi historia, como la de muchos marabinos, está marcada por recuerdos entrañables de una ciudad vibrante y llena de vida. Crecí en un Maracaibo donde la Plaza de la República era un punto de encuentro para las familias, donde patinar con mis padres era una tradición, y donde la seguridad y el bienestar no eran un lujo, sino un derecho. Hoy, esa misma ciudad enfrenta grandes desafíos, pero también tiene la oportunidad de renacer. Sueño con un Maracaibo en el que mis hijos —y los tuyos— puedan crecer con dignidad, en un entorno seguro, lleno de oportunidades y con un futuro prometedor.

Soy Nelly López, y es tiempo de que Maracaibo hable.